“procura que tu interés se convierta en oficio”

Le dolía sufrir despistes. Se convirtió en despistado reconocido unos años atrás, en forma de chiste, aunque lo había estado ocultando desde que comenzó su carrera universitaria. El caso es que ahora empezaba a preocuparle de verdad y al comentarlo con un amigo éste le consoló diciendo que todos los genios eran en realidad muy despistados...
Entonces sin querer, se puso a observar, y a conocer a gente despistada. Había personas que eran despistadas para los nombres de actores, había otras olvidadizas con las marcas de coches... y resultó que cada vez conocía a más gente despistada y olvidadiza hasta el punto en que cada persona que se le acercaba resultaba serlo. Esto le hizo entender que sólo el interés (o desinterés) marcaba sus olvidos. Y entendió también que si lograba convertir su interés en oficio, ya no se sentiría tonto. Al fin y al cabo, si la rabia puede transformarse en algo productivo (como en la historia del furioso que excava en su huerta), entonces con el interés debería pasar lo mismo... se trataría sólo de utilizar bien esa energía extra...