una historia de flores

En la rosaleda ha habido un concurso esta semana. A Pili la entrevistaron los de telemadrid accidentalmente. Al levantarse después de oler unas rosas se encontró un micrófono y un ¿qué le gusta de esta flor?
A Pili y a Pepe les gustan mucho las flores. Aunque se plantearon acristalar la terraza, Pepe se dio cuenta de que la casa era ya suficientemente grande para ellos dos y que mantener ese pequeño patio para poder cuidar de las plantas era un lujo del que quería seguir disfrutando. En consecuencia Pili cambió a un frigorífico más grande.
El domingo Pili y Pepe volvieron de paseo a la rosaleda. Pili cogió la cámara de fotos y Pepe se la colgó de la muñeca. Yo también estuve en la rosaleda. Iba de incógnito, en misión especial, escondida en el tebeo de Asterix que me habían prestado, pero sin hacerme sombra en la piel, que descaradamente buscaba el sol.
Había mucha gente haciendo fotos. Los carretes de trentaiseis a veces se hacen interminables y contagiosos. Y nuestra misión quedó clara al percatarnos del fenómeno: debíamos pellizcar cuantas más escenas mejor, regalar nuestro retrato de domingo soleado y divertir la mañana.
Como insectos buscábamos entre los posados del parterre... pero salir en las fotos era tan sencillo, que decidimos centrarnos. Y allí pasaron silenciosos Pili y Pepe contemplando la atmósfera, deteniéndose cada pocos pasos. Gonzalo y yo empezamos a seguirles desde delante para anticiparnos a su foto. Nos cruzábamos con ellos en cada paseo, nos acercábamos a oler una rosa del rosal que les gustaba, buscábamos el hueco y saludábamos al objetivo... Conseguimos salir en al menos diez fotos suyas. Me reí tanto...
¿Se darían cuenta del acoso?
Si algún día llegaran a revelar las fotos...