terapia
He creado sin querer mi propia terapia y ahora porque me da la gana y porque sí lo tomaré como un ritual, ya que ha ido evolucionando de manera irreversible, exigiendo herramientas concretas y poses solemnes que le dan una dimensión litúrgica.
Llevo varios días observándome a escondidas (nada fácil) y ahora puedo describir en mi cuaderno de campo cómo se comporta la criatura. Cuando estoy angustiada, dolorida, atrapada en alguna obsesión, acudo fervientemente al acto: tomo un pilot, preferiblemente rojo, por lo dramático, y dejo que mis pensamientos tomen forma de letras. Esto me obliga a hacer que mis ideas desbocadas se adapten al ritmo que marca mi puño
transcribo conversaciones conmigo misma, y generalmente obtengo alguna respuesta apaciguadora. Entonces mis adentros se quedan callados: se han vaciado sobre la hoja, y para retener todo su contenido en secreto la doblo y la doblo todo lo que puedo, y con una grapadora (preferiblemente de la marca el casco y del modelo tenazas, por lo dramático, claro) la sello y la dejo en algún sitio, para terminar con la idea divertida de que alguien lo encuentre y se parta de risa.
Escrito por Elena H a las 3 de Abril 2007 a las 02:35 PM
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