sonidos (i)

Qué dulce llegar a casa y abrir las ventanas, por las tardes se escucha un violín. Hoy además parece que va a llover. Asomo la cabeza y cierro los ojos para sentir mejor el aire y la música... ¿de dónde vendrá? rastreo a un lado y a otro y noto que el sonido se equilibra... entonces simplemente dirijo la mirada hacia delante, al cartel de SE ALQUILA que tengo enfrente de mi, a su balcón, atravesándolo... y allí, en la profundidad de la habitación percibo un leve movimiento: una sombra proyectada sobre el suelo se balancea con la melodía... qué emoción, he encontrado al músico... hasta creo haber descubierto uno de sus pies.
Recupero mi plano general de la escena y marco el número de teléfono que está colgando del balcón. Llamando... El violín se detiene.
"Hola, llamo por un cartel de alquiler"
"Sí, sí, son 55 metros cuadrados..." la voz es ronca, y necesita unos segundos para aclararse "totalmente reformado", continúa.
Separo mi oído un poco del teléfono y dirijo la mirada hacia el balcón. Y me lamento. El violín ha comenzado a sonar de nuevo tras su pausa.
"Gracias" respondo, "es todo lo que necesito saber".
Echo otro vistazo a la calle y cierro la ventana. Cada día oscurece antes.