17 de Octubre 2005

noctámbulos

La escasa luz de la tarde se concentró ordenadamente y envolvió a la farola cuando por fin llegó la noche. El silencio hacía que el frío pareciese mayor, y nosotros, allí sentados en el coche, éramos como dos piedras sin forma.
De repente algo se movió en el contenedor de obras que teníamos delante. Algo temblaba en su interior, algo de color rojizo, una especie de tela o plástico que cada vez se agitaba con mayor violencia. Al fin, se elevó y se echó a volar como una cometa.

Escrito por Elena H a las 1:12 PM | Comentarios (1)

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13 de Octubre 2005

acosada

Siempre que entro en una de estas oficinas modernas, tan limpitas y ordenadas, con algún cuadro de arte abstracto en la pared, me dan ganas de descalzarme y ponerme a rodar por la moqueta ¿no os pasa a vosotros? pues yo lucho atormentada contra este impulso que finalmente acaba “en tablas”, porque nada impide, después de todo, que cuando tengo ya los pies escondidos me acabe quitando los zapatos.
Pero es que hay un cierto ambiente de acoso en la soledad de la sala… y creo que alguna alarma acabaría saltando, con su horripilante pitido acusador, si finalmente accediera a la idea de revolcarme por el suelo.
Sí, la amenaza es constante, no dejo de sentirme vigilada. Os prometo que hace un rato algo se ha movido dentro de la postal de “Souvenir de Marrakech” que tengo delante. El hombre disfrazado (un espía, supongo) con sombrero y bigote, ha estado a punto de agitar la campanilla que tiene en la mano.
"Tranquila, sólo quítate esta maldita cara de sospechosa y evita mirarle,… de momento estoy a salvo, él tampoco puede verme los pies"

Escrito por Elena H a las 11:26 AM | Comentarios (5)

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11 de Octubre 2005

El río

Esta mañana caminaba rápido bajo una ligerísima llovizna, cuando un impulso repentino me ha detenido justo en mitad de un puente. Estaba atravesando una autopista y sin saber porqué me ha apetecido asomarme. Estaba decidida a mirar hacia abajo y ver un caudaloso río limpio y bravo, ayudando a mi imaginación con el rugido real que los coches hacían llegar hasta mí desde abajo. Me he sujetado con fuerza a la barandilla y me he ido inclinando poco a poco, hasta que asomada he visto el río, pero estaba sucio, estancado y putrefacto.

Escrito por Elena H a las 1:28 PM | Comentarios (4)

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10 de Octubre 2005

bar

Después de comer he salido del edificio para darme una vuelta y despejarme. He agradecido el color gris del cielo por lo novedoso y he caminado un rato sin rumbo fijo, mirando hacia atrás de vez en cuando, soltando hilo para el viaje de vuelta. Me he metido en la primera cafetería que he encontrado. He vacilado un momento asomada al ventanal al ver q el bar lleno pero ni una sola mujer. Después de dos largos segundos he empujado la puerta y he pedido discretamente un café cortado. Pero la verdad es que no hacía falta hablar tan bajo, lo cierto es que no he llamado nada la atención. Ninguno de esos hombres ha girado la cabeza para mirarme. Ni uno solo. Ni los señores con mono de obrero ni los de traje y corbata. Nadie me ha mirado. Pero es que además nadie hablaba. Había simplemente una postura común, que consistía en estirar el cuello en extensión máxima hacia la televisión y no perder detalle de esas operaciones maestras que con sus manos estaba ejecutando Arguiñano.

Escrito por Elena H a las 3:50 PM | Comentarios (3)

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9 de Octubre 2005

la sombra

Tropecé y caí.
Desde el suelo volví la cabeza hacia atrás, donde habrían quedado mis huellas y observé que la última con mucha osadía se había colado debajo de una raíz.
Tomé aire, hacía calor. El sol caía vertical sobre mi cara.
Me incorporé hasta sentarme y desde allí observé el entorno. A unos metros de mi surgía un árbol y advertí que la sombra que proyectaba había comenzado a dar unos primeros pasos hacia mi, así que continué animándola, y esperando a que me alcanzase.
Y así empezó ella a perder su forma redondeada. Se estiró, se estiró, se estiró elástica y me tocó el pie.
Cayó la tarde conmigo.

Escrito por Elena H a las 1:17 PM | Comentarios (3)

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6 de Octubre 2005

test de rorschach

rorschach.jpg

Escrito por Elena H a las 10:47 PM | Comentarios (15)

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5 de Octubre 2005

Un post personal

Estoy orgullosa de haber transplantado los girasoles germinados que me regaló Pablo, y de haberme ensuciado las manos con tierra.

Me pesa tener un boomerang desde hace años y aún no haberlo estrenado.

Y me da miedo haber descubierto el chocolate negro 74% con pepitas de cacao.

Escrito por Elena H a las 8:37 PM | Comentarios (2)

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3 de Octubre 2005

espías

Me pregunto si voy siguiendo al chico equivocado. Al entrar en el recinto el guarda de seguridad me ha preguntado dónde voy, y cuando le he contestado ha sido perezoso y simplemente me ha dicho: “sigue a ese chico”.
Ahora camino detrás de él sin que se de cuenta. Como una espía con un teléfono en el zapato. Pero la distancia se ha estirado tanto que le pierdo por un instante. Me apresuro a doblar la esquina y otra vez me encuentro siguiendo sus pasos. Le vuelvo a perder...
Le vuelvo a seguir... pero... ¿me habré fijado en el chico equivocado? Llevamos ya largo rato caminando y casi parece que vayamos a cerrar un polígono. Ahora que lo pienso, su forma de caminar... su figura.... me resulta muy familiar... ¿no es aquél chico perdido que la semana pasada me preguntó cómo llegar al edificio X en otro área de Madrid? Sí, él es.
¿Me estará siguiendo?

Escrito por Elena H a las 11:36 PM | Comentarios (0)

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2 de Octubre 2005

la sala de espera

Entré en la sala y tomé asiento. Una mujer joven se acercó a mi y me ofreció de su bandeja un vaso con hielo. Quedé extrañada pensando que no era la mejor fecha para refrescar mi garganta con hielo, pero antes de formular una negativa la mujer volvió a inclinarse hacia mi y me sirvió agua de una jarra hasta que el vaso quedo lleno a la mitad. Entonces percibí ese sonido característico del hielo al tomar contacto con el agua (clac! clac!) y rompérsele algo dentro.
Clac! Clac! alcé la vista y hallé otros muchos pacientes en la sala, sosteniendo sus vasos respectivos, maravillados igual que yo con los sonidos que allí se estaban produciendo. Pero las coreografías variaban, unos hacían girar el vaso con rapidez para oír el choque de los hielos, otros se lo acercaban sin más al oído, con curiosidad en los ojos. Me quedé sentada durante largo rato en una sala de espera que entretenía a sus pacientes con el sonido del hielo. Cuando los cubitos se hubieron disuelto me levanté y me fui.

Escrito por Elena H a las 11:37 PM | Comentarios (0)

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